Seguimos la serie itinerante comenzada hace más de un mes en la que os muestro las principales localidades de Polonia. Os recuerdo que las entradas anteriores las podéis leer aquí: Viajando por Polonia (I): Cracovia y Viajando por Polonia (II): Breslavia.
En esta ocasión, nos vamos a la capital del país, Varsovia. Concretamente, Varsovia viene siendo la capital de Polonia desde 1596, cuando la capitalidad del antiguo Reino de Polonia, por entonces ya República de las Dos Naciones, se trasladó desde Cracovia durante el reinado de Segismundo III. Esto generó una rivalidad entre las dos ciudades que aún todavía hoy perdura, ya que los habitantes de la capital del Voivodato de Małoposlkie consideran a Cracovia como la capital histórica y cultural del país.
No se si habéis notado que me gusta la historia...
Pero volvamos a Varsovia. Situada en el corazón del Voivodato de Mazovia, la ciudad fue fundada con casi toda probabilidad en el siglo XIII. La etimología de la ciudad es bien curiosa, pues se dice que fue fundada sobre los terrenos que poseía un pescador llamado Warsz, y su mujer, una sirena de nombre Sawa. De esta leyenda nació el nombre de Warszawa, actual nomenclatura de la ciudad. Y de ahí viene que encontremos una sirena en su escudo de armas.
Pero volvamos a Varsovia. Situada en el corazón del Voivodato de Mazovia, la ciudad fue fundada con casi toda probabilidad en el siglo XIII. La etimología de la ciudad es bien curiosa, pues se dice que fue fundada sobre los terrenos que poseía un pescador llamado Warsz, y su mujer, una sirena de nombre Sawa. De esta leyenda nació el nombre de Warszawa, actual nomenclatura de la ciudad. Y de ahí viene que encontremos una sirena en su escudo de armas.
Invadida por suecos, rusos y alemanes, la historia de Varsovia es larga y convulsa. Sin duda, el momento más difícil de la ciudad sobrevino durante la ocupación nazi de Polonia. Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad sirvió de escenario para los más encarnizados combates entre los Nazis y el Ejército Rojo, lo que ocasionó que la ciudad quedara reducida literalmente a cenizas, perdiendo el 85% de sus edificios y la práctica totalidad de sus habitantes. Eso hace, que cuando se visita la ciudad, esta parezca fea y arisca, debido a que, tras finalizar la guerra, tuvo que ser reconstruida con prisa, y sin atender a criterios estéticos o arquitectónicos (a excepción de los edificios históricos), sin embargo, Varsovia conserva algunas joyas dignas de ser visitadas.
El edificio más característico de la ciudad es, sin duda, el Palacio de Cultura y Ciencias, un edificio de 1955 que fue un regalo de Stalin al pueblo de Polonia. Actualmente, se utiliza como museo, centro de exposiciones y palacio de congresos.
Palacio de la Cultura y de las Ciencias de Varsovia |
Señal divisoria de lo que fuera el muro del Guetto de Varsovia |
Trozo del muro del Guetto de Varsovia |
Castillo Real |
Palacio Belwederski, sede del Gobierno de Polonia. La foto fue tomada el 11 de noviembre, día de la Fiesta Nacional Polaca. |
Palacio Staszic. A sus pies, la estatua de Copérnico |
Museo-Casa Natal de Marie Curie, ulica Freta 16 |
Y si después de todo esto aún tenéis ganas de más, siempre podéis daros un paseo por los Jardines Sajones, un precioso parque situado a medio camino entre el centro de la ciudad y el casco histórico. Allí, entre las muchas cosas que podréis visitar, no podéis perderos la tumba al soldado desconocido ni el Gran Teatro Wielki, en Plac Teatralny.
Tumba al Soldado Desconocido |
A la izquierda, el Gran Teatro Wielki. A la derecha, el complejo de oficinas Metropolitan, diseñado por Norman Foster |
Na razie!
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