viernes, 7 de marzo de 2014

Viajando por Polonia (III): Varsovia

Seguimos la serie itinerante comenzada hace más de un mes en la que os muestro las principales localidades de Polonia.  Os recuerdo que las entradas anteriores las podéis leer aquí: Viajando por Polonia (I): Cracovia y Viajando por Polonia (II): Breslavia.

En esta ocasión, nos vamos a la capital del país, Varsovia.  Concretamente, Varsovia viene siendo la capital de Polonia desde 1596, cuando la capitalidad del antiguo Reino de Polonia, por entonces ya República de las Dos Naciones, se trasladó desde Cracovia durante el reinado de Segismundo III.  Esto generó una rivalidad entre las dos ciudades que aún todavía hoy perdura, ya que los habitantes de la capital del Voivodato de Małoposlkie consideran a Cracovia como la capital histórica y cultural del país.

No se si habéis notado que me gusta la historia...

Pero volvamos a Varsovia.  Situada en el corazón del Voivodato de Mazovia, la ciudad fue fundada con casi toda probabilidad en el siglo XIII.  La etimología de la ciudad es bien curiosa, pues se dice que fue fundada sobre los terrenos que poseía un pescador llamado Warsz, y su mujer, una sirena de nombre Sawa.  De esta leyenda nació el nombre de Warszawa, actual nomenclatura de la ciudad.  Y de ahí viene que encontremos una sirena en su escudo de armas.

Invadida por suecos, rusos y alemanes, la historia de Varsovia es larga y convulsa.  Sin duda, el momento más difícil de la ciudad sobrevino durante la ocupación nazi de Polonia.  Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad sirvió de escenario para los más encarnizados combates entre los Nazis y el Ejército Rojo, lo que ocasionó que la ciudad quedara reducida literalmente a cenizas, perdiendo el 85% de sus edificios y la práctica totalidad de sus habitantes.  Eso hace, que cuando se visita la ciudad, esta parezca fea y arisca, debido a que, tras finalizar la guerra, tuvo que ser reconstruida con prisa, y sin atender a criterios estéticos o arquitectónicos (a excepción de los edificios históricos), sin embargo, Varsovia conserva algunas joyas dignas de ser visitadas.

El edificio más característico de la ciudad es, sin duda, el Palacio de Cultura y Ciencias, un edificio de 1955 que fue un regalo de Stalin al pueblo de Polonia.  Actualmente, se utiliza como museo, centro de exposiciones y palacio de congresos.

Palacio de la Cultura y de las Ciencias de Varsovia
Este Palacio de la Cultura y las Ciencias, se encuentra edificado justo en el corazón del que fuera el Guetto de Varsovia, cuya área se encuentra delimitada por una marca en suelo.  Unos metros más adelante, se puede visitar el único resto que queda en pie de la pared que dividía el guetto con respecto al resto de la ciudad.

Señal divisoria de lo que fuera el muro del Guetto de Varsovia

Trozo del muro del Guetto de Varsovia
Situado en el corazón de la Varsovia antigua encontramos el Castillo Real, un bello edificio neoclásico que fue la residencia del rey de Polonia hasta 1795, año en que, tras la Tercera Partición de Polonia, el país dejó de existir durante 123 años.

Castillo Real
Partiendo desde aquí, y bajando por ulica Krakowskie Przedmieście, encontramos el Palacio Belwederski, la residencia del Presidente de la República de Polonia.  Unos metros más adelante, podemos ver el Palacio Staszic, sede de la Academia Polaca de Ciencias.  A sus pies se encuentra presente la estatua de Nicolás Copérnico, que fue robada por los nazis y a punto estuvo de ser fundida en 1944.

Palacio Belwederski, sede del Gobierno de Polonia.
La foto fue tomada el 11 de noviembre, día de la Fiesta Nacional Polaca.
Palacio Staszic.  A sus pies, la estatua de Copérnico
Por supuesto, la oferta cultural de la ciudad es rica y variada.  Uno de sus puntos fuertes son los museos.  Varsovia cuenta con gran cantidad de museos dedicados a polacos ilustres: Copérnico, Chopin...  Servidor, como no podía ser de otro modo, visitó el museo (y casa natal) de Marie Curie.

Museo-Casa Natal de Marie Curie, ulica Freta 16
Además, tenéis otra gran cantidad de museos de arte e historia.  Si, como a mi, os gusta esta última, no podéis perderos el museo del Levantamiento de Varsovia.

Y si después de todo esto aún tenéis ganas de más, siempre podéis daros un paseo por los Jardines Sajones, un precioso parque situado a medio camino entre el centro de la ciudad y el casco histórico.  Allí, entre las muchas cosas que podréis visitar, no podéis perderos la tumba al soldado desconocido ni el Gran Teatro Wielki, en Plac Teatralny.

Tumba al Soldado Desconocido
A la izquierda, el Gran Teatro Wielki.  A la derecha, el complejo de oficinas
Metropolitan, diseñado por Norman Foster
Y esto es todo en cuanto a Varsovia.  Ya veis que pese a la guerra, la ciudad ha sabido sobreponerse y poco ha poco ha ido recuperando su esplendor.  Nos vemos la semana que viene.

Na razie!


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